Escribo desde un rincón de mi habitación, donde todo queda reunido. Donde todos mis sentimientos están a salvo. Donde nadie puede jugar con ellos, hacerles daño o manipularlos. Vivo aquí desde que me di cuenta de que todos los hombres son iguales. La verdad, me gustaría volver a ver el sol, que hace tiempo que deje de ver, pero no quiero arriesgarme a tener que empezar de cero por culpa de un inmaduro.
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